Archivos para 4/09/07

Volviendo a la infancia

He pasado unos días de retiro espiritual en Granada, y el pueblo de mi padre, Villacarrillo, en Jaén. Podría liarme a contar cosas que me han pasado estos días, pero tardaría una eternidad, así que lo resumo en 2 apuntes:

1. Noche en Granada: En Granada estaba visitando a una tía monja de mi madre. Vive en un colegio enorme a las afueras de la ciudad, que me costó lo que no está en los escritos encontrarlo. En ese colegio ahora no hay niños (es lo que tiene el verano) así que sólo estaban las 15 o 20 monjitas, mi madre, mi primo Álvaro, mi hermano y yo. Sobre las 23:00 se apagaban las luces y se conectaba una alarma en los pasillos principales, así que después de jugar un ratillo con mi hermano y mi primo a las cartas, cada uno nos fuimos a nuestra habitación dispuestos a descansar, ya que a las 8:00 tocaba ir a visitar la Alhambra.

No me podía dormir. No hacía más calor porque las paredes no ardían, y yo con la ventana cerrada para que no entrasen mosquitos… Me puse el mp3 aún sabiendo que como me lo pusiera no me iba a dormir, pero lo importante era que el tiempo corriera más rápido. Sobre las 2 me cansé de mp3 y me dispuse a dejar la mente en blanco, pero… Unos ruidos por el colegio… Como si le dieran golpes a las paredes. Yo pensaba que sería mi imaginación, pero qué va. Luego un armario de mi cuarto que se abría, y yo pensando que sería el airecito… ¡Pero es que en mi habitación no corría aire con la ventana cerrada! Seguía en mi cama, con los ojos abiertos en la oscuridad de ese cuartito pobretón con su cama, su armarito y una silla, escuchando pasos por los pasillos del colegio, que de noche, en silencio y casi vacío pues retumba más… No sé cómo aguanté hasta las 4 de la madrugada, que fue la última vez que miré el reloj antes de que a las 4.30 saltase la alarma… Yo estaba para que me diera algo. Decidí abrir la ventana. Estaba visto que los mosquitos eran un mal menor comparado con lo que iba a sufrir esa noche, así que por lo menos que corriera el aire… Luego para acabar, entre los perros de la calle que se pusieron a ladrar y que cuando se estuvieron calladitos se escuchaba a alguien arrastrando una mesa por los pasillos…

A las 7:30 me dormí por fin con los primeros rayos del día asomando por la ventana, hasta las 8 que tocaba ir a la Alhambra… No pasaba tanto miedo desde que mis primos mayores me encerraron con 4 años en una habitación a oscuras atado a una silla… Horrible, en serio.

2. Villacarrillo. Aquí no me extiendo tanto, simplemente decir que he conocido a mis 2 sobrinitos, Antonio y Maite, de 3 y 1 años respectivamente. Maite es muy linda, pero a mí se me caía la baba con Antonio… Enseñándole a nadar (misión cumplida, por cierto), a jugar al pinpon que casi no llegaba a la mesa, jugando con él al fútbol, o recordando juegos a los que jugábamos de chicos allí por los pasillos de la casa de mi abuela. Estoy deseando que sus papis los traigan a Sevilla para volver a pasar una tarde con ellos, que con eso sí que he vuelto a mi infancia totalmente. Para que veáis si son monos o exagero, aquí una de fotillos.

Antonio y su tito Ángel

Antonio corriendo por los pasillos de la casa

Mi sobri Maite

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